16 abr 2013

LA CINÉTICA VITAL



"A mí no me interesa quién es el mejor, sino quién saca lo mejor de sus posibilidades. Con el que disfruto realmente es con Michu del Swansea. Nadie lo conocía, ahí está la emoción. Todo el mundo conoce al mejor, cualquiera sabe quién es el mejor. Pero ¿quién resulta fascinante?"

Se acercan las semifinales de Champions League y estamos ante los cuatro mejores equipos europeos del momento. Los recursos de Bayern, Madrid y Barça son conocidos por todos, pero hay que recordar que hace menos de diez años el Dortmund estaba a un paso de la bancarrota y el salario de toda su plantilla actual oscila entre la mitad y un tercio del total de lo que cobran los jugadores de los otros tres equipos. Existen ríos de tinta sobre la trayectoria, las tácticas y los mandibuleos de Jürgen Klopp, por lo que desde aquí nos hemos propuesto ir más allá, para destripar el alma y el arma secreta de un equipo que a estas alturas tiene poco que perder y mucho que ganar. 

Una de las influencias más contrastadas de Klopp es la visión del eterno Volker Finke, entrenador del Friburgo durante más de quince años entre las dos décadas pasadas. Mientras que su esquema de fútbol ofensivo creó un equipo outsider, conocido popularmente como Breisgau Brazilians, su sistema generó un legado que trazó el camino del nuevo Dortmund. Cuando hablamos de sistema no nos referimos a tácticas o estrategia. “La única disciplina que el equipo necesita es que los jugadores usen sus cabezas y tomen decisiones por sí solos”. Hay que entender esta visión como un plan de juego, en el que se espera que los protagonistas tomen decisiones creativas por sí mismos, a su manera, haciendo ajustes de acuerdo con la situación, con el fin de lograr una mayor sincronización ofensiva y defensiva. En otras palabras, Finke apostaba por los jugadores entendidos más como animales que como ordenadores programados por instrucciones a la hora de tomar decisiones. Finke cuestionaba las instrucciones verbales y comprendía que un futbolista toma decisiones mejores y más rápidamente de manera instintiva que de manera racional, debido a que el instinto reacciona de forma autónoma en menos de un segundo y el proceso de racionalizar la jugada hace perder fluidez, tiempo de reacción y una posible descoordinación cuando se producen situaciones no practicadas, ensayadas y trabajadas. Para digerir mejor este planteamiento ancestral, es importante conocer el “cómo” implementar este enfoque en la cabeza de los jugadores y, por tanto, en el terreno de juego.


"Cuando llegué al Dortmund, dije: si 80.000 personas vienen cada dos semanas al estadio y en el campo se juega un fútbol aburrido, una de las dos partes, el equipo o los fans, tendrá que buscarse un nuevo estadio. Muchos de nuestros fans recorren 800 kilómetros para vernos y vivir algo especial. Hay que ir a todo gas. Lo hemos llamado "fútbol a todo gas". Queríamos derrochar vitalidad. Preferíamos dar cinco veces en el larguero que quedarnos cuatro veces sin tirar a la portería. Mejor perder. Ése fue el comienzo. Tienes que vincular a la gente al club. Los partidos deben tener un efecto más allá del resultado. Todo el mundo sabe que se ha ganado 3-1. Pero lo que se siente es el tiro, el gol, la parada: eso lo llevas dentro toda la semana. Si ganas 1-0 y el juego ha sido muy vivo, el fútbol queda legitimado. No me interesaría tener a Xavi, Messi y Cristiano en el mismo equipo... Ser el mejor de todos es como si me pongo a jugar al tenis contra una niña de tres años y estoy al otro lado y remato con fuerza y la niña está ahí de pie con la raqueta... no es divertido”

Cada dos semanas, el Westfalenstadion es una rave de delirios futbolísticos bajo el influjo de un muro amarillo que anhela ser alimento del sacrificio y la improvisación de los guerreros en batalla. Es muy interesante comprobar el desarrollo de la identidad de este club, que ha llegado hasta el punto de autodefinir su fútbol como “fútbol a todo gas”: un fútbol dedicado a las 24.000 gargantas de la Südtribüne, un fútbol de pasión, de emoción, que te traslada a lugares restringidos para casi la totalidad de clubes del mundo. Para entender el cómo de este planteamiento, hay que mencionar que además de ser ex-jugador profesional, Jürgen Klopp estudió ciencias del deporte y de ahí pudo nacer su curiosidad por el método del Friburgo: para conseguir una mejora en la toma de decisiones, Volke se volcó en la cinética vital, que en palabras de Klopp ”enseña la relación entre la conciencia y la secuencia de movimiento, la relación entre el cerebro y el cuerpo”. Sin lugar a dudas, quien haya visto más de cinco partidos enteros del Dortmund o mismo el primer gol de Lewandowski ante el Málaga, puede identificar que uno de sus puntos fuertes es la velocidad de movimientos y la fluidez en su juego.  

Aunque parezca una broma, esto va muy en serio. Jürgen Klopp no es Eduard Punset, pero sabía lo que quería y lo que necesitaba el club; conocía por su formación el “cómo” hacerlo y por último, le faltaba encontrar quién era el mejor entrenando eso. Ahí es donde entra la última pieza de este rompecabezas futbolístico sin precedentes: Lifekinetic. Desde hace unos años, Hortz Lutz y el varias veces campeón del mundo de ski-alpino Felix Neureuther trabajan semanalmente con los jugadores del BvB bajo la atenta mirada de su entrenador. En la página de LifeKinetic podemos encontrar testimonios de miembros de la plantilla sobre el método de trabajo y vídeos que muestran el transcurso de las sesiones, mientras que en la planificación de entrenamientos de la plantilla, publicada en la página oficial del equipo, se hace referencia al trabajo con Lutz y Neureuther. 

    

Los ejercicios de Lifekinetic pretenden experimentar complejos patrones de movimientos con infinitos ejercicios; estas recreaciones implican gran atención para desarrollar habilidades de pies y de manos, lo que permite entrenar el cerebro para situaciones y escenarios impredecibles, tal y como ocurre en un partido de fútbol: básicamente se trata de desarrollar el potencial del cerebro más primitivo, para promover una performance o actuación de supervivencia, a vida o muerte, como si cada domingo se tratara de una caza para poder subsistir, donde el instinto y el inconsciente deciden cuánta tensión o cuánta relajación muscular hace falta para conseguir lo que se desea. Los objetivos de estos ejercicios son desarrollar sinapsis o conexiones neuronales que sirvan como paquetes de memoria muscular, para reaccionar de la mejor forma y más instantánea posible en situaciones fugaces, como puede ser en el fútbol un remate o en el tenis una jugada cerca de la red. Estos ejercicios tienen como premisa y como criterios inalterables que las tareas, ejercicios o retos de entrenamiento produzcan situaciones divertidas, para así mantener una alta motivación al realizar la tarea, lo que ayuda en gran medida a consolidar esas conexiones neuronales que permitirán mayor respuesta, agilidad y coordinación en el rendimiento de los futbolistas: un ejemplo que ha dado la vuelta al mundo y que cumple con los criterios de motivación y diversión es el Footbonaut, que nos permite concluir que el staff técnico del Dortmund tiene claro que se aprende mejor con la alternancia que con la repetición.

Los cuatro equipos finalistas representan cuatro modelos o proyectos que demuestran esa creencia extendida de que un club debe tener una identidad futbolística; seguramente, los tres equipos ricos de esta final four tengan mayor responsabilidad de llegar a la final debido a su resultado y su rendimiento en la edición pasada. Sin lugar a dudas, mucha menos presión y responsabilidad debe existir en el caso del BvB. Este año hemos visto que sufre cuando se siente favorito y juega sin presión cuando la responsabilidad recae sobre el contrario. Es verdad que en cuartos de final el Dortmund fue a Málaga a gozárselas y han tenido que pasar tres semanas para que se le pasara la fumada a Gündogan, Reus y Lewandowski. Tras ver los dos partidos, las sensaciones fueron que tanto españoles como alemanes empezaron con muchas dudas, sin saber qué rol interpretar: el de favorito o el de víctima. Reaccionó antes el Málaga, pero no fue suficiente. Las posibilidades del Dortmund pasan por:
  
-  entrenar a fuego con el Footbonaut. 
- que jueguen como lo hacen en los derbis contra el Schalke o contra el Bayern, Madrid (aunque Ronaldo puede, sin lugar a dudas, echar abajo cualquier proyecto) o City. 
- que la sangre fría de Hummels contagie al resto del equipo y les deje escribir un nuevo capítulo en la historia de la orejona.